martes, 26 de marzo de 2013

El Imperio de los sentidos


En 1976 llegó a las salas de cine de todo el mundo, una película erótica que en Occidente nos abría los ojos de una vez por todas al cine erótico japonés y, en general, al buen cine. La producción franco-japonesa El Imperio de los Sentidos sorprendía y mucho por el trato de las escenas, el deleite con que los actores se sumergen en sus papeles. Nagisa Oshima, el director, guía magistralmente a la pareja protagonista: Tatsuya Fuji y Eiko Matsuda, mostrando un instinto sexual tan convincente, que a estas alturas del siglo XXI, ni siquiera en Japón se ha proyectado en las salas de cine comerciales sin censura. Exceptuando unas pocas escenas donde se puede ver claramente el sexo de ella y el pene de él, todo lo demás son posturas eróticas. En resumen: otras películas visualmente son más fuertes y pasan por las salas comerciales, pero el “Imperio de los Sentidos” va más allá, sugiere al espectador todo un mundo de sexualidad y una atmósfera sin igual en el mundo del cine.

El Imperio de los Sentidos



En todas las listas “serias” a la mejor película erótica de todos los tiempos, “El imperio de los Sentidos” entra dentro de las 10 mejores. En mi opinión, es la top 1, aunque es difícil seleccionar la mejor entre esas 10 o 15 películas que todos tenemos en mente. El ritmo de la historia es pausado, transmite en el espectador todo un interés y sugestión por la pareja que se ama incansablemente, llegando a confundir el espacio y el tiempo cuando están amándose con locura. Y en eso se convierte la relación: en locura, en una obsesión por el amante que los lleva a un terrible desenlace. El cortar los genitales del hombre, no es sino todo un simbolismo, el fin más trágico imaginable, por eso la película impresiona al espectador y no deja indiferente a nadie.




El argumento está basado en hechos reales acaecidos en los años 30 del siglo XX, en Japón,  porque la realidad siempre supera a la ficción, pero no era suficiente para que la censura japonesa expendiera los permisos, ni siquiera procesarse y editado de la película en ese país. Por eso se terminó de producir en Francia. Cada país censuraba las escenas que consideraban “inadecuadas”, así que en pocos de ellos se ha podido ver el film íntegramente. Al menos, hasta el año 90, el formato en video doméstico se mostraba sin cortes, algo que hizo inútil todo esfuerzo a los censores. Muchas escenas de la película han pasado a la vida cotidiana íntima de las parejas: la de los huevos duros, las posturas en el coito, hasta el estrangulamiento con la sábana. Menos mal que la de cortar el pene no se hizo nada popular. Muy buena película.