lunes, 29 de octubre de 2012

Seducidos con la lencería

Parece mentira, pero cualquier mujer resulta apetecible con la lencería adecuada, todas. Y la razón es sencilla: tenemos los hombres en el sentido de la vista ciertos “iconos” sexuales que son más poderosos que nuestra propia voluntad. Son como resortes invisibles que activan la testosterona y, si teníamos la libido apagada o aletargada, la simple contemplación de estas “armas de mujer” son suficientes para reanimarla.


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lunes, 22 de octubre de 2012

El entrenamiento

Todas las mañanas desayuno al lado del trabajo, en una cafetería con terraza de esas cubiertas, donde los camareros te sirven uniformados, bandeja en mano y una servilleta blanca colgando muy limpia del brazo, vamos, de la forma tradicional. Como son ya varios los años que acudo a diario, me llaman por mi nombre, aunque el tratamiento sigue siendo de “usted”. No lo voy a negar, no voy allí por el buen servicio de los camareros, ni por la cercanía del trabajo, voy por que Purita trabaja allí.

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lunes, 15 de octubre de 2012

El Dilema: relato de una fantasía erótica

Pili, Montse y yo, somos amigos desde la infancia. Estudiamos, nos divertimos los fines de semana, solucionamos nuestros problemas siempre los tres juntos, hasta tal punto, que creo que nuestra confianza es mayor que la de nuestras respectivas familias. Hemos cogido un apartamento en la ciudad porque elegimos la misma Universidad. Nos va muy bien en los estudios, pero la convivencia diaria, ahora con tantos momentos íntimos que compartimos, ha cambiado un poco esas miradas de complicidad que nos dirigíamos siempre y ya como costumbre. Es como si las miradas ahora significasen deseo, cuando antes sólo eran condescendientes, quizás motivados por nuestro estado de “libertad” en el apartamento.

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El día que dimos el primer paso fue una festividad entre semana, sin nada que hacer, sin planes, y los tres sentados en el sofá mirando la tele. Pili se levantó desde el lado izquierdo y cruzó delante de nosotros tapando la visión por unos segundos, así que en clave de risa, protestamos Montse y yo exageradamente para picarla un poco. Pili enseguida nos miró muy sonriente y en tono muy sexy dijo: “¿Qué, acaso no estoy buena? ¿No vale la pena ver este cuerpo serrano?”. Montse en seguida bufó y con una mueca se le quedó mirando. Pero a mi se me ocurrió decir en tono de broma: “pues no sé, nunca te he visto desnuda”.


Esa simple respuesta comenzó a rondar en nuestra cabeza todo ese día. De unas palabras medio en broma, surgieron dilemas tan puros como el preguntarnos hasta el por qué ninguno de los tres teníamos pareja, o por qué si los tres nos llevábamos tan bien y nos queríamos, nos abrazábamos, nos gustábamos, por qué nunca habíamos hecho el amor. Al caer la noche, Pili, siempre tan lanzada, apareció desnuda en el salón. Montse se retiró a su habitación y yo, como una moto de caliente, miraba el cuerpo desnudo embobado, viendo su desfile sexy: “¿ahora está mejor que la tele?”, “sin duda” le respondí sin saliva, pero al instante apareció Montse, también desnuda y con un pequeño vibrador en la mano. “Lo uso muchas veces para darme gustito”, dijo poniéndolo en marcha, “pero ahora podemos ser cuatro en la fiesta…” ¡Qué forma tan fantástica de solucionar un dilema!

lunes, 8 de octubre de 2012

Sexo en el Avión, Mile high club

Muchas de nuestras fantasías sexuales más recurrentes tienen como escenario lugares insólitos y poco comunes. La imaginación vuela sin control y nos sorprende dando forma a encuentros que difícilmente pueden producirse en la realidad. Sin embargo, existe una fantasía muy común y que muchas personas sí llevan a cabo… en pleno vuelo. El avión puede ser un escenario muy excitante. Tanto que hasta existe un club al que pertenecen aquellas personas que han dado rienda suelta a sus pasiones a muchos pies de altura. Se trata del Mile High Club.
Esta ‘hermandad’ cuenta con numerosos miembros en todo el planeta. Algunos de ellos, son miembros de honor por haberlo hecho varias veces o por ser famosos. Es el caso del actor británico Ralph Fiennes cuya fantasía le costó el puesto de trabajo a una auxiliar de vuelo de Qantas, la aerolínea australiana. Ya puestos a perder el empleo, hacerlo con una sonrisa en los labios…
Pero no queremos invitaros a que os quedéis en el paro. Si sois profesionales del sector, es mejor que busquéis otro lugar insólito. Además, el morbo de hacerlo en el avión suele ser más habitual en los viajeros, los cuales no pasan tanto tiempo en el aire. ¿Y a qué se debe esta atracción por el sexo en vuelo?
Los aviones son espacios estrechos, donde pasamos muchas horas y el aburrimiento suele hacer acto de presencia. Nada como aburrirse para dar rienda suelta a nuestra imaginación. Si vamos con nuestra pareja y ya hemos discutido y nos hemos reconciliado, lo más probable es que a uno u otro -o a ambos- le apetezca ‘soltar lastre’. Es ahí donde suele entrar el baño del avión.  Un espacio aun más reducido que no deja lugar a muchas alegrías, pero que se presenta como el lugar perfecto para una relación íntima. Y es perfecto porque en un avión no hay otro… al menos en clase turista. 


Si vamos solos, puede que nuestra mirada se cruce varias veces con la de otra persona aburrida. “¿Y si…?”, pensaremos entonces. Pasar a la acción ya depende de nuestra ambición por entrar en el Mile High Club. Y si no lo conseguimos siempre podemos volar con una compañía holandesa que ha tomado el mismo nombre de este club virtual. Dentro del precio del billete se incluye el sexo. De momento, este original servicio solo está disponible para hombres. Si el precio nos parece prohibitivo siempre nos quedaran los juguetes de un sex shop.